31.12.15

Feliz 2016: disfrutemos de las vistas.



Bueno, este año que ha pasado no ha sido precisamente un camino de rosas, pero una vez en la cima, disfrutemos de las vistas.
Os deseo fuerza y felicidad para 2016, a todos mis amigos de facebook. Nadie dijo que esto iba a ser fácil, pero vale mucho la pena. Los cenizos, por favor, que esperen abajo.


¡¡Buena subida y viva la vida, joer!!

10.12.15

Nueve tabernas: de Via Crucis por Carmona



Estoy releyendo y disfrutando "De via Crucis por Carmona", esa pequeña joya que surgió de las ganas de hacer cosas hermosas de José María Carmona Domínguez, ilustrada por José Castellanos Ubao. Tuve la inmensa suerte de colaborar en ella con esta semblanza de la Noria. La suerte y la osadía, en una edición que abre un poema antológico de Rafa Benitez Toledano, con prólogos de Antonio Lería y del ilustrador, y las letras de José Luis Rodríguez Ojeda, José M. Carmona, Manolo Martínez, Antonio Gavira, José Luís Blanco Garza, Francisco Eslava, Lucas Bolado, Jorge Barrero y Enrique Becerra. Un paseo artístico y literario, nueve estaciones por tabernas, bodegas y bares de mi querida Carmona.


 EN MI MEMORIA


En mi memoria, maleable como una herramienta forjada para dar forma a las cosas que no existen, el olor del corcho aún consigue evocar la textura del aserrín, y aquel aroma a serrería y a cáscaras de cacahuete que, al ser desterrado del suelo de las tabernas por el legislador, descubrió pisos deslavazados y taraceas de cemento untado a lechadas.

Los recuerdos de las tabernas de mi juventud bien pasarían por unas letras escritas sobre un dintel, o por el rechinar de jarcia seca del descorche de las últimas botellas, aquellas que abrían la puerta a la engañosa clarividencia del primer trago de más, o por las volutas de incienso pagano de las colillas mal apagadas que enrojecían los ojos y afilaban la lengua. Y por muchos otros. De entre todos ellos -seguro- me quedo con algunos rostros que aún envejecen el gesto canalla a mi lado, y con otros a los que ya no sabría o no quiero poner nombre, pero que compartieron trago, yantar, y risas y palabras y silencios.

 Los recuerdos te asaltan; la memoria se evoca. Por eso, ya te digo, si tengo que elegir me quedo con la memoria, dúctil y bien adiestrada. Y así, cuando caigan los últimos bastiones tabernarios, y sólo nos queden esos  parques temáticos envejecidos a soplete en los que ya no cruje el pavía de bacalao, y los trazos de tiza en la madera solo sean un recuerdo ante las cartas en letras dauphin sobre fondo de verde carruaje, seguiré embarcado en la Taberna Errante que soñó el viejo genio de Albión, y dibujaré con el dedo sobre una mancha de vino derramado, emulando sin suerte el trazo maestro de  Pepe Castellanos, esa versión impetuosa y montañesa de Toulouse-Lautrec que aún llenará de magia servilletas, manteles y albaranes. Y allí, junto al mismísimo archivero del Lucero de Europa, espiaré a hurtadillas las letras del poeta Rafael Benítez, guardián sempiterno de este barco borracho que, como una suerte de Bartleby tabernario en variante caótica y genial, garabateará sus versos bajo un techo de estalactitas serranas.

En mi memoria, las tabernas de Carmona tienen la impronta del boticario que me enseñó el secreto de las friegas al alma con rioja Contino

Se bienvenido; escánciate. 

Y Mira. 






Este texto y sus imagenes están en internet y son de libre uso no comercial. 
Por favor, si lo reproduces cita a sus autores.
Pepe Yáñez 2015 

http://enelbarcoborracho.blogspot.com