3.10.12

Tomar el Congreso

                    Serie "Palíndromos" (detalle) Óleo y acrílico sobre lienzo. Pepe Yáñez 2005


Cuando hay marejada las olas también abordan la cubierta de este Barco Borracho, y un buen timonel no debe tener miedo a mojarse. Aprovechando la calma, os dejo mi reflexión:

La derecha española desprende tanta caspa que se podría esquiar en ella. La izquierda es un páramo lleno de espectros desorientados adictos al alcanfor. El movimiento ciudadano reúne a la desesperanza con un inquietante clamor de guillotina. Nunca como ahora cobró tanto valor la defensa de la Libertad Individual frente a una libertad colectiva mediatizada y voluble.

¿Que pasaría si los que aún creemos en las urnas -de cualquier partido- rodeáramos en la calle a quienes rodean el congreso?
Comparto el hartazgo, y mucho, pero no que se despoje de dignidad y se llame borregos a millones de votantes, voten a quien voten.

Todas las revoluciones violentas de cualquier color y en cualquier época acabaron gobernadas por tiranos que robaron de nuevo la libertad a quienes los encumbraron. Todas. Con todos sus defectos y convulsiones, el mayor periodo de paz en la historia de la humanidad se ha desarrollado en las democracias. Desde el pasado siglo, nunca ha habido una guerra entre países democráticos y nunca en ellos hasta ahora ha corrido la sangre de una guerra civil. Cierto es que en democracia, por pura definición,  hay matices, que ni de lejos se han superado las injusticias, que el poder, como de cualquier otra herramienta, se sirve de ella. Pero el sistema se cambia, se mejora, con la batalla de las ideas, no con la de las guadañas.

Las IDEAS de la revolución francesa cambiaron a Europa. Tumbaron a un déspota, pero sus métodos se desligaron de ellas, sus consecuencias inmediatas arrasaron y tiranizaron de nuevo a Francia, y trasladados al siglo XX, descontextualizados, sirvieron de excusa y modelo a muchos sátrapas para empujar a sus pueblos a la tiranía, y a otros de igual calaña para responderles con el talión. La Bastilla se tomó para derrocar a un autócrata, consecuencia de siglos de deificación del poder, situado en el vértice de una sociedad en la que la voz estaba proporcionalmente vinculada a la fuerza; no contra representantes elegidos en libertad. Y, bueno es recordarlo, la mitad de los que la tomaron acabaron en la guillotina por obra y gracia de otros tiranos que pretendieron ser la única voz del pueblo.

Expresar en la calle la discrepancia, manifestar las ideas propias, llamar la atención y denunciar en libertad los vicios de un sistema democrático lo fortalecen. En pleno siglo XXI disfrutamos de la libertad que pregonaban esas IDEAS, Libertad de Opinión, Libertad de Expresión y Libertad de Manifestación, y de la voz que no tenían quienes las promulgaron; no caigamos de nuevo en el horror y los errores que acarrearon.

 Tomar el congreso es decimonónico, absurdo y peligroso. Es lenguaje de mausers y kaláshnikovs. Es poner de nuevo en la boca de una minoritaria parte del pueblo la voz de los tiranos.

Es mi opinión. En Libertad. 






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Pepe Yáñez, octubre 2012
http://enelbarcoborracho.blogspot.com/

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